Un hombre fue a visitar a su abuelo de 90 años en una zona rural muy apartada del estado donde vivía. Después de pasar la noche, su abuelo le preparó el desayuno, que consistía en huevos y tocino. Notó una sustancia como de película en su plato y le preguntó a su abuelo: "¿Están limpios estos platos?" Su abuelo respondió: "Esos platos están tan limpios como puede dejarlos el agua fría, así que sigue y termina tu comida".
Esa tarde, mientras comía las hamburguesas que su abuelo había preparado para el almuerzo, notó pequeñas partículas alrededor del borde de su plato y una sustancia que parecía yema de huevo seca, así que preguntó nuevamente: "¿Estás seguro de que estos platos están limpios?" Sin apartar la vista de su hamburguesa, el abuelo respondió: "Ya te lo dije antes; esos platos están tan limpios como puede dejarlos el agua fría. ¡Ahora no me preguntes más al respecto!"
Más tarde esa tarde, estaba a punto de salir a cenar en un pueblo cercano. Cuando se disponía a salir, el perro de su abuelo empezó a gruñir y no le dejaba pasar, así que dijo: "Abuelo, tu perro no me deja salir". Sin apartar la atención del partido de fútbol que estaba viendo en la televisión, su abuelo gritó: "¡Agua Fría, acuéstate!"